Me Ha Tocado El Duende

Sentimientos tan puros como el amor, el deseo y la pasion son dificiles de explicar con palabras. Normalmente cuando queremos describirlos, no logramos mas que enredarnos con nuestra propia lengua y por lo general siempre nos quedamos cortos y con la sensacion de que no hemos dejado saber al otro lo mucho que lo amamos, lo mucho lo deseamos o la gran pasion que sentimos por el.

El Flamenco para mi no es un genero musical sino un sentimiento; tan puro y pasional como el amor mismo. Yo la verdad no estaba muy familiarizada con el, lo poco que sabia, era que se trataba de un estilo de musica tradicional espanol, que utilizaba mucho las manos y el zapateo. En cuanto al vestuario, me llamaba mucho la atencion la elegancia de sus trajes, en especial el de las mujeres pues siempre las veia impecables de los pies a la cabeza, hasta los agigantados puntos de las telas eran impresindibles para mi. Que decir de el peinado, nunca habia visto un baile que requiera de un tocado tan laborioso como el del flamenco y los zapatos; cerrados y con tacon alto y robusto. Esa era la imagen que tenia en la mente cuando me hablaban del flamenco.

Al llegar a Sevilla me causo mucha sorpresa ver que en las tiendas se podian encontrar con mucha facilidad, todas las piezas que hacen parte del ajuar para bailar flamenco. Ademas quede maravillada al ver como ulitizaban parte de los accesorios en sus vestimentas del dia a dia. Desde ese momento me di cuenta de que el Flamenco podria ser un estilo de vida.

Durante mi visita a la capital de Andalucia, estuve en el Museo del Flamenco. Este lugar, mezcla perfectamente la tradicion y el respeto que hay que tener por el arte, con la mas alta tecnologia audiovisual. En el museo, tuve tambien la oportunidad de tomar una clase de baile. La joven profesora logro que aprendiera una coreografia, simple pero al mismo tiempo bastante completa. Segun ella, no necesitaba de mas , pues incluso indico: “El Flamenco no lleva coreografia, solo aprendes los pasos y despues lo bailas segun como te salga del corazon.”

Algo que me llamo mucho la atencion durante la clase, fue la marcacion de los pasos. Hay que poner el pie con fuerza y de un solo golpe, pues este, debe ser seco y preciso. Las manos por el contrario bailan en el aire, son las munecas las que se liberan y pueden jugar sin ningura restriccion. La cara tambien tiene un papel importante, bastante diria yo. La mirada es intensa, profunda, casi casi embrujadora, tanto que se debe ser cuidadoso al momento de decidir a quien se esta observando, pues si te concentras lo suficiente, es posible alcanzar a ver alma.

Sali de ahi tarareando la cancion que aun no logro sacar de mi cabeza, compre un abanico en la tienda de recuerdos, y me fui zapateando en lugar de caminando. Los dias siguieron pasando y mi interez por el flamenco aun no se habia saciado, queria saber mas, asi que empece a investigar y despues de haber leido diferentes textos di con un termino que no habia visto antes: “El Duende.”

Segun lo explican, “El Duende” es esa sensacion de escalofrio que recorre todo el cuerpo, esto solo ocurre al ver a un bailador transformarce en un ser casi poseido por el toque y el cante. Cuando lo lei, me parecio un poco exagerado y la verdad hasta un tanto pedante. Pero como no se puede opinar de lo que no se sabe, tuve que tragarme mis palabras despues de ir a un “Tablao” (lugar en donde se baila flamenco) en Granada.

La Cueva de La Rocio, ubicado en el famoso barrio de El Albaicin, fue testigo de mi revelacion. Al llegar al lugar nos, sentamos justo en frente de la delgada pieza de madera que usan para bailar, digamos que es el escenario. De pronto bajaron las luces y se sentaron al otro lado del “Tablao” los cinco integrantes del grupo. Mis ojos no sabian a quien mirar, pues cada uno de ellos era como un personaje fantastico que habia logrado salir de algun cuento. Todos ellos cumplian a cabalidad, con los estereotipos gitanos. Todos menos una muchacha que en lugar de cabello oscuro tenia tonos claros y brillantes en su lugar. No me dio mucha confianza y pense que no iba a dar un buen show.

El guitarrista de cabello largo empezo a tocar y la senora que lo acompanaba con su voz, cerro los ojos y melancolicamente saco de su interior un canto estremecedor. Las otras tres mujeres, aplaudian fuertemente con las palmas de sus manos. No veia la hora de que empezaran a bailar. Yo estaba bastante ansiosa y queria que la primera fuera la que se veia mayor a las demas. Su cara me parecia bastante expresiva y ademas, el que aun siguiera bailando a pesar de sue edad, era para mi una Buena senal. Para mi sorpresa empezo la rubia, como dije antes no era mi preferida, asi que no mostre mucho interez cuando se paro sobre la desgastada tabla de madera negra.



Vestida de blanco, “La Bailadora” empezo a mover sus munecas en circulos, su cara cambiaba constantemente, y de un momento a otro, fue como si un espiritu hubiera entrado en su cuerpo. Cada zapateo contaba con una fuerza tal, que hacia crujir las fibras de la madera, y las manos se batian tan rapidamente que no se lograba ver donde estaban exactamente. No se si su mirada me hizo entrar en trance, pero sin saber por que?, empece a llorar. Las lagrimas no cesaban y dentro de mi sentia algo extrano; no era dolor o tristeza, sino una especie de melancolia mezclada con admiracion.

Como habia mucha gente a mi alrededor, trate de limpiarme las lagrimas sin que nadie se diera cuenta, pues ni yo misma podia explicar porque estaba llorando. Cuando termino, “La Bailadora” levanto sus brazos y mantuvo su elegante pose por un minuto, lo suficiente para que la audiencia aplaudiera hasta ya mas no poder.

Yo por mi parte logre evitar que salieran mas lagrimas, hasta que vi a una amiga que tambien estaba en la misma situacion. Las dos nos vimos y nos reimos, en ese momento me dijo: “Que cosa mas linda, estoy emocionada. Mirame la piel, estoy erisada.” Ahi se me vino a la cabeza lo que habia leido antes y le dije: “El Duende te ha tocado.” En un comienzo no entendio pero despues de explicarle lo que significaba, logre sacarle una sonrisa y me dijo: “Pues si, “El Duende” me ha tocao.” Y yo le dije: “Nos ha tocado a las dos.”
Read more